Autoestima
26/7/2023
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Autoestima y verano: cómo combatir las inseguridades corporales

Muchas personas cuentan las horas para que llegue el verano y, con él, una estación en la que la ropa escasea y las playas se llenan. No obstante, esta mayor exposición del cuerpo causa inseguridades en muchas de ellas, dañando su autoestima y limitando en gran medida el disfrute de las actividades propias de la época de calor.

Esta angustia por la propia imagen corporal afecta especialmente a mujeres y personas jóvenes. Para que te hagas una idea, el informe de Save the Children de 2021, encontró que existe una prevalencia de más del 6% de trastornos de la conducta alimenticia en jóvenes de 12 a 21 años.

Pero, ¿de dónde viene la preocupación por la imagen corporal? ¿Cómo afecta al bienestar emocional? ¿Es posible llevarlo mejor?

Verano e inseguridad corporal

Durante el verano, las problemáticas relacionadas con la autoestima, el estrés y la ansiedad suelen estar relacionadas con la imagen corporal. Los estudios recientes confirman lo que se lleva afirmando desde hace décadas: en verano se produce un pico de prevalencia de insatisfacción corporal y, con él, aumentan los casos y recaídas en trastornos alimenticios.

¿A quién afecta?

Es importante recalcar que las inseguridades relacionadas con la imagen corporal afectan a personas de todas las edades y géneros. No obstante, lo que muestran los estudios es que las mujeres y los adolescentes son especialmente vulnerables.

Estos últimos, además de cargar con el bombardeo de imágenes corporales poco realistas que circulan por los medios, también se enfrentan a una época de su vida caracterizada por los cambios físicos y emocionales. En esta etapa vital también se sufre una mayor presión social por parte de los iguales en lo referente a la corporalidad, pues existe una mayor vulnerabilidad a la influencia social.

¿Qué factores influyen en la autoestima y el nivel de satisfacción corporal?

¿De dónde viene este peligro para la autoestima? Lo cierto es que son varios los factores implicados en este fenómeno: 

  • Estándares de belleza inalcanzables: cuerpos sin un gramo de grasa, pieles sin un atisbo de vello; son muchos los ejemplos de estos estándares. La exposición a imágenes retocadas y cuerpos estandarizados aumenta la insatisfacción corporal, según los estudios.
  • Comparación social: lo anterior lleva inevitablemente a comparar el propio cuerpo con el de dichos ideales, causando así un impacto dañino en la autoestima por la imposibilidad de alcanzarlos. Los estudios indican que las mujeres se ven afectadas en mayor medida por la comparación social con iguales y referencias externas.
  • Experiencias pasadas traumáticas: a nivel individual, las vivencias de abuso o acoso dejan cicatrices emocionales que afectan directamente a la autoestima y a la satisfacción corporal, en especial cuando la imagen de la persona es una de las temáticas del maltrato.
  • Redes sociales y medios de comunicación: el vehículo de difusión de las imágenes idealizadas son los medios, tanto digitales como físicos. La exposición a las redes sociales, de hecho, está considerada por los expertos como uno de los factores de riesgo de aparición de trastornos de la conducta alimentaria.
  • Presión social: las personas también funcionan como motor de los cánones corporales inalcanzables. Comentarios negativos, consejos para adelgazar, compartir información sesgada, etc., todo ello afecta de manera negativa a la autoestima corporal. Cabe destacar que esta presión puede provenir tanto de personas cercanas como de extraños.

Consecuencias psicológicas de la falta de autoestima

Como ya se ha comentado de manera superficial, todos estos factores de riesgo tienen un impacto negativo sobre la autoestima y la imagen corporal, siendo más grave en verano. Algunas de las consecuencias más habituales son las siguientes:

  • Síntomas de ansiedad y depresión: la preocupación excesiva por la propia imagen corporal y la comparación constante tienen un efecto muy negativo a nivel emocional, aumentando los sentimientos de angustia y vergüenza.
  • Aislamiento social: son muchas las personas que evitan situaciones sociales y actividades propias del verano, tales como ir a la piscina o usar ropa que deje mucha piel al descubierto (pantalones cortos, tirantes, escote, bikini, etcétera).
  • Desarrollo, empeoramiento o recaída en trastornos de la conducta alimentaria: la anorexia, la bulimia o los trastornos por atracón son algunos ejemplos.

¿Qué hacer para proteger y mejorar la autoestima en verano?

Aunque es imposible huir de la exposición a los cuerpos retocados y cuestionarse (al menos alguna vez) la propia imagen corporal, las personas no estamos indefensas ante estas influencias. Aquí tienes algunos consejos para preservar tu autoestima en verano. 

1. Limita tu exposición a redes sociales y medios de comunicación

Establece límites en el uso que le das a tus redes y el tipo de contenido que consumes. La publicidad, las cuentas que sigues, los canales de televisión, todo ello suma un bombardeo de mensajes sobre los cuerpos que resulta perjudicial para tu autoimagen.

Un ejemplo de esto sería dejar de seguir a influencers y empresas que condenan determinados tipos de corporalidades y prometen resultados milagro en base a determinada pauta alimenticia que promocionan. Debes saber, además, que cuando la figura que transmite el mensaje goza de popularidad, tiene mayor influencia sobre el estado de ánimo y las creencias de los espectadores, como indica el estudio de Caverley and Grieve publicado en 2021.

2. Enfrenta de manera consciente las situaciones estresantes

Es fácil dejarse llevar por ciertas situaciones angustiosas. La atención, en lugar de centrarse en el disfrute de las actividades veraniegas, se desvía de manera inconsciente hacia los motivos de inseguridad.

Para ello, tienes varias formas de proceder. Una de ellas es la visualización: imagina de manera vívida, por ejemplo, que vas a la piscina. Provee de detalles a la escena y concéntrate en las emociones que emergen. Después, trabaja en esas emociones y elabora estrategias de afrontamiento para cuando llegue el momento.

3. Rodéate de personas que te apoyen

El apoyo social ha demostrado ser uno de los mejores factores protectores y de recuperación frente a los trastornos de ansiedad, depresión y conducta alimentaria. Los estudios muestran que los pacientes que cuentan con una red de apoyo presentan mayor mejoría.

Por eso, acude a tus seres queridos. Aunque muchas veces no hay mala intención detrás, los comentarios sobre la imagen y los hábitos de los demás son muy habituales. Es importante que las personas que te rodean tengan una mentalidad inclusiva y respetuosa sobre la corporalidad.

4. Practica técnicas para mejorar la autoestima

Ya sea en verano o en cualquier otra época del año, estos ejercicios te serán útiles. Uno de ellos es el control del autodiálogo, es decir, cuidar cómo te hablas. La manera en la que una persona se dirige a sí misma tiene un impacto tan grande como indetectable en su autoconcepto y autoestima.

Reflexiona sobre cada frase que te dices y transfórmala en algo positivo. Por ejemplo: “no consigo adelgazar”, “no soporto mi cuerpo” es mucho más dañino que “quiero alcanzar un peso con el que sienta comodidad”. 

Otra técnica útil es llevar un diario emocional. En él, plasma todo aquello que te hace sentir mal, pero también lo que te levanta el ánimo. Releyendo y expresándote a través de la escritura serás capaz de procesar tus emociones de manera más profunda y poner en marcha estrategias para mejorar.

5. Estrategias para reconciliarte con tu cuerpo

La influencia de los cuerpos “perfectos” y la normatividad comienza desde el momento del nacimiento de una persona. Nadie está libre de este impacto. Por eso, es normal sentir, aunque sea de vez en cuando, vergüenza o dudas sobre el propio atractivo.

Por eso, una de las estrategias más directas para establecer una buena relación con tu propia imagen es desafiar esos pensamientos. Desafía tus propias afirmaciones negativas sobre tu cuerpo y busca las positivas, centrándote en reforzar estas últimas. 

Aunque convivamos con bajadas de autoestima a lo largo de nuestra vida, no es sano ni debe normalizarse vivir con un autoconcepto y una autoimagen negativas. Con el tiempo, esto aumenta y se entremezcla con la ansiedad y la tristeza, incrementando el riesgo de quebrar la salud mental.

Aquí se han descrito algunas técnicas que cualquiera puede poner en marcha para mejorar su autoestima, pero si la relación con tu cuerpo te genera malestar, atiende cuanto antes sus señales y acude a los servicios de un profesional de la psicología.