Existe una gran variedad de situaciones temidas que las personas con agorafobia acaban evitando por las reacciones que desencadenan. Algunos ejemplos comunes son: cines, teatros, supermercados, grandes almacenes o ascensores.
También situaciones como viajar en autobús, tren, avión o barco, andar por la calle, quedarse solo en casa, estar lejos de casa, conducir o viajar en coche.
La agorafobia suele comenzar con un nivel de ansiedad que va creciendo en intensidad hasta convertirse en un ataque de pánico.